Reseña del libro EL ABANICO DE SEDA, de Lisa See.

TITULO: El abanico de seda.
AUTOR: Lisa See.
GÉNERO: Narrativa.
EDITORIAL: Altaya.
NÚM. DE PAGINAS: 317.

Lisa See es una autora nacida en Francia, pero de origen chino, afincada en Estados Unidos, y que escribe en inglés. Su narrativa se centra en las costumbres chinas, alguna de sus obras son: El pabellón de las peonias y Dos chicas de Shanghái.

La autora viajó a la provincia de Huan, cuna de la milenaria escritura fonética llamada nu shu. Era un lenguaje secreto solo usado por las mujeres. Era su única vía de escape, lo escribían o bordaban en abanicos o en telas, para intercambiarse mensajes sobre sus más íntimos pensamientos y emociones. Su prolongada estancia le permitió recoger testimonios de mujeres que lo conocían, asi como de la ultima hablante de nu shu, la nonagenaria Yang Huanyi.

A partir de estas investigaciones la autora escribe esta historia de amistad entre dos niñas chinas: Lirio Blanco y Flor de Nieve.

SIPNOSIS:

La novela nos transporta a la China de mediados del S.XIX y nos cuenta la historia de una niña: Lirio Blanco. Una niña de siete años, hija de una humilde familia de campesinos, que será hermanada con Flor de Nieve, por medio de una ceremonia ancestral, ambas se convierten en laotong (alma gemela), una amistad que durará toda la vida y que será mas profunda que el matrimonio.

Lirio Blanco y Flor de Nieve se intercambiaran mensajes en nu shu escritos en un abanico de seda.

El nu shu las mantendrá unidas, se consolarán de sus penalidades frente al matrimonio y la maternidad, hasta que un error en la interpretación de uno de los mensajes amenazará con truncar su profunda amistad.

CONCLUSIÓN:

La novela nos narra la problemática de nacer mujer en una época y en un lugar que ya de niñas tienen que buscar la aprobación de las madres para que se fijen en ellas o la del padre para que las hagan caso. Pasan totalmente desapercibidas en un mundo de hombres, se les relega a vivir en el piso de arriba de la casa, en el que solo viven las mujeres y las niñas. Como niñas no tienen ningún valor.

«Era su segunda hija y, como todas las niñas, carecía de valor; además, nada garantizaba que fuera a superar la primera infancia y, por tanto, no tenia sentido que ella perdiera el tiempo conmigo. Me miraba como todas las madres miran a sus hijas: como a un visitante que esta de paso. Yo no era más que otra boca que alimentar y otro cuerpo que vestir hasta que me fuera a vivir a la casa de mi esposo».

La vida de las mujeres estaban divididas en varias etapas: Años de hija, Años de cabello recogido, Años de arroz y sal y Años de recogimiento.

Uno de los capítulos más truculentos de esta historia nos narra como vendaban a las niñas los pies, lotos dorados, las familias acomodadas lo hacían a los tres años de edad, en algunas provincias lejanas se los vendaban solo por un tiempo, para que luego pudiesen trabajar en el campo y a las niñas más pobres no se les vendaba los pies pero a estas niñas se las vendían como criadas, o se les llamaba falsas nueras, pies grandes, procedentes de familias desgraciadas, pero a la niña de nuestra historia le vendan los pies a los 6 años y el proceso no se considera terminado hasta dos años después. Lo ideal es que llegaran a a medir solo siete centímetros.

Unos pies diminutos podían mejorar la posición social y para ello les hacían esta horrible costumbre en la que le rompían los huesos de los pies y se los vendaban fuertemente, así adquirían una forma más hermosa y los hacía más sexis y fascinantes para sus esposos durante sus momentos privados. A partir de ahí las mujeres ya solo se les encerraba en el piso de arriba para no salir de allí nunca más ni mezclarse en la vida cotidiana de los hombres ya que se quedaban casi impedidas para andar y algunas morían en el proceso, ya solo les quedaba ver la vida pasar a través de la ventana.

El tamaño de mis pies determinaría mis probabilidades de contraer un buen matrimonio. Mis diminutos pies serian ofrecidos a mis futuros suegros como prueba de mi disciplina personal y de mi capacidad para soportar los dolores del parto y cualquier desgracia que pudiera sobrevenirme. Mis diminutos pies demostrarían a todo el mundo la obediencia que guardaba a mi familia natal, y sobre todo a mi madre, lo cual también causaría una buena impresión en mi futura suegra.

OPINIÓN:

Historia sobre las costumbres chinas narrada sobre una perfecta prosa fácil de entender y que nos adentra totalmente en China y nos hace conocer costumbres ancestrales y como siempre el difícil papel que le toca vivir a la mujer a lo largo de la historia en cualquier parte del mundo.

«Cuando seas niña obedece a tu padre; cuando seas esposa, obedece a tu esposo; cuando seas viuda, obedece a tu hijo».

No dejéis de leer este bello libro que os transportará a la China más ancestral y costumbrista, y os enamorará con su bonita literatura.

PUNTUACIÓN: 10/10.

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